Información de la contratapa: Gracias a la VIHda está compuesto por una amplia y diversa recopilación de testimonios de personas que viven con VIH, que comparten con el lector sus inquietudes, anécdotas y reflexiones, permitiéndole diferenciar las distintas posturas frente a la relación con la infección, con los médicos, con el tratamiento, como también las complicaciones a la hora de formar pareja, tener sexo, ser padres o madres. La crucial cuestión de cómo, cuándo o a quiénes revelar el diagnóstico, la carga de la discriminación y de "la mirada del otro", el antes y el después, los temores, las alegrías y los sueños, son otros de los temas tratados, en su mayor parte desconocidos para las personas no allegadas a la temática, pero que a la vez no están tan lejos de su realidad, ya que tienen que ver con el crecimiento personal y la fortaleza que pueden desarrollarse frente a cualquier tipo de adversidad. |
Con una mirada que evita caer en la victimización, Gracias a la VIHda constituye un verdadero "manual" sobre la cotidiana convivencia con el VIH, con el que la autora se ha propuesto elevar no sólo su voz, sino un “coro de voces” a la sociedad: las de quienes en muchos de los casos no pueden hacerlo dando a conocer su nombre y apellido, pero que no por eso tienen menos por decir.
Las "Miradas" con la que fué escrito: Hay muchos libros sobre VIH. Algunos son de índole médica, sociológica o antropológica, otros son extensos trabajos de investigación periodística. Existen también compendios de información orientados a la prevención o guías para quienes recién reciben su diagnóstico. Los de carácter autobiográfico son el reflejo de una experiencia personal, la de sus autores, con la que otras personas infectadas con el mismo virus pueden estar -o no- de acuerdo, sentirse más o menos identificadas. Los que fueron escritos antes de 1996 suelen dar amplia muestra de toda la carga de temores y de angustia característica de las primeras épocas de la pandemia, cuando aún no existían los actuales medicamentos antirretrovirales, y pueden resultar atemorizantes para las personas que son diagnosticadas en la actualidad. Lo que diferencia, a mi entender, este libro de otros que fueron escritos sobre la misma temática, es lo que yo llamo su mirada plural, local (o argentina), resiliente o positiva y, seguramente, femenina. Una mirada plural ya que está integrado por una recopilación de testimonios y reflexiones que busca elevar no solo mi voz sino “un coro de voces”. Lo de la mirada local tiene que ver con que la mayor parte de los autores de los textos son de nacionalidad argentina. Al contener numerosos relatos de personas diagnosticadas en los últimos años, tiene un enfoque más actual que el de aquellos primeros libros sobre VIH escritos en la década del ochenta y comienzos de la del noventa. Además, me esforcé por que quedaran claramente diferenciados de los que fueron escritos por personas diagnosticadas anteriormente, para no fomentar temores sino, en lo posible, disiparlos. Solo por ser mujer, y sin que fuera este mi propósito, seguramente debo haber dejado en estas páginas, también, “un toque femenino”. Y por último, como se podrá observar ya desde el título elegido, intenté seleccionar para “Gracias a la VIHda” los textos más alentadores y positivos y los que mejor reflejan el fenómeno de resiliencia, término del que me enamoré desde que una psicóloga me explicó su significado: la capacidad del ser humano de enfrentar las adversidades y resultar fortalecido a partir de ellas. Y es sobre la resiliencia, principalmente, sobre lo que trata este libro. Harika. Sobre mí… Soy mujer, tengo poco más de cuarenta años y hace ocho que el VIH ingresó a mi vida. En algún momento evalué la posibilidad de firmar este libro, al que dediqué gran parte de mi tiempo libre durante los últimos cuatro años, con mi nombre verdadero pero me pareció mejor no hacerlo y fue por eso que elegí un seudónimo. Muchas de las personas que me conocen saben que tengo VIH, la mayor parte de ellas porque yo misma se lo he comentado, pero el hecho de publicar un libro sobre el tema en primera persona, y firmarlo con mi nombre y apellido, podría darme una visibilidad que excedería mis deseos y expectativas. No quiero que este virus que se hospeda en mi sangre pase a ser mi principal “identidad”, me gustaría ser reconocida por otros valores o cualidades e incluso por mis defectos. A fin de cuentas, mi nombre real no es importante. Soy solo una entre los millones de personas que viven con VIH en el mundo y una de las más de cien mil que residen en Argentina. Recibí mi diagnóstico en el año 2003. Luego de transitar por la etapa de temor, angustia, incertidumbre, culpa y superar el “shock inicial”, que la mayor parte de las personas con VIH de alguna u otra manera hemos experimentado al enterarnos, mi vida cambió. Y este cambio fue positivo, ya que entre otras cosas, aprendí a ser feliz como no lo era antes. No soy escritora, periodista, ni pretendo serlo, ¡esto que quede claro! Mi ocupación habitual nada tiene que ver con las letras. Lo que me llevó a escribir fue el hecho de haber sido siempre lo que yo llamo una “coleccionista de frases” ya que tengo la costumbre de tomar nota de todas aquellas, dichas por personas allegadas, que llaman mi atención: las que en su momento me conmovieron, las que me hicieron reír o me dejaron pensando. En el transcurso de estos ocho años, a través de distintos medios, fui conociendo a muchas, quizás cientos, de personas con VIH. A unas me une una entrañable amistad, a otras el afecto, la admiración o un gran respeto. Unas pocas (Carlos, Tato, Néstor) me obsequian hoy su luz desde otro lugar -como también lo hacen algunos amigos que no tenían VIH- . Con todas ellas compartí historias, anécdotas y reflexiones que se fueron sumando a mi “recopilación de frases”. A medida que el material se fue acumulando me di cuenta de que si reunirlo y darle forma de libro había resultado un proceso enriquecedor para mí, leerlo podría serlo, también, para los demás. |
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